Destellos fue lo que dejó la
corrida de Paispamba en la primera de feria en
Cali. Un encierro con tendencia a la mansedumbre, escaso de casta, que
se apagó en general a mitad de la faena y que permitió poco lucimiento. Así que
la crónica adapta esa característica de instantes efímeros que vivimos en la
plaza de Cañaveralejo.
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La excelente vara de
Cayetano Romero al primero de la tarde (“Solterón”, 512K, negro mulato
cornidelantero) que se soltó del capote de Manuel Libardo y se arrancó de largo
al caballo. Aplausos merecidos al caballero.
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El toreo aparentemente
seguro pero profundamente dubitativo de Ricardo Rivera, tanto con “Harapo”
(digno de su nombre, chorreado de 464K, flaco, anovillado y feo) como con
“Búcaro” (442K) que iba a la muleta sin transmitir.
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Derechazo de Manuel Libardo (Foto: Diana R. Reina G.) |
La decisión de José Fernando
Alzate al entrar a matar a “Festivo” (448K), otro que se apagó al quinto pase.
Alzate se volcó tanto sobre el morrillo que salió de la suerte con la cara
untada por la sangre del toro. Resbaló y el toro lo pisoteó cuantas veces
quiso.
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El bravo de la tarde (Foto: Diana R. Reina G.) |
Tres tafalleras de Manuel
Libardo con “Felón” (444K) en el quite y luego la bellísima primera tanda de
derechazos, lentos y profundos, para rematar con un forzado de pecho largo y
quieto.
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“Bujón” (castaño capuchino y
bien armado de 476K), un toro bravo que peleó en los medios y estuvo por encima
del toreo bien intencionado pero inmaduro de José Fernando Alzate. Con tranco,
recorrido y transmisión, “Bujón” fue a la muleta de Alzate con el rabo erizado
de bravura, feliz de saber que era un toro digno de su raza.
Y murió como los toros
bravos: en los medios, negándose a doblar, digno y altivo. Fue aplaudido en el
arrastre.
Y Alzate también, cuando
recibió la única oreja de la tarde.
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